viernes, 5 de agosto de 2011

Pasa hasta en las peores películas

Películas de esos viajes entre amigos hay por montones. Y de las peores. Donde al final todos los protagonistas aprenden algo; de la vida, de sus amigos, de ellos mismos (Si es que no es de esas sangrientas en que alguien muere y quedan los restos del trauma). Y parece como el peor de los clichés, pero hay una razón por la cual los clichés son clichés después de todo.

Mi viaje no me llevó muy lejos. Pero los 145 km fuera de Santiago fueron suficientes para cumplir con el cliché. Y así fue como aprendí a amar a The Beatles (que a modo de negación espacial/geográfica han sido mi soundtrack de la semana), a jugar a la chiflota, y a hacer la peor de las mímicas para la palabra 'foreplay'.

Y ahora la casita de Algarrobo parece un lugar casi idílico, donde el silencio en las noches parecía algo increíble (sacado de una película, já). Donde el frío no parecía importar, era, de hecho, perfecto. Una casita de madera donde la estufa estaba siempre prendida y no había noción del tiempo alguna. Y es mejor que se quede así, con la a/temporalidad de un lugar visitado fugazmente por 3 días. Un lugar perfecto, en el cual vivir, sería un crimen. Algo así como los 'Strawberry Fields'.


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